Este año el Premio Nobel de la Paz ha
sido concedido a la activista paquistaní Malala
Yousafzai y el indio Kailash Satyarthi, "por su lucha contra la opresión de los
niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación".
Actualmente, la
situación en Pakistán es bastante compleja. La población se encuentra amenazada
por los talibanes; un movimiento extremista islámico que realiza
interpretaciones estrictas de lo que deben ser los musulmanes, sin cabida a
ningún tipo de “libertinaje”. En este contexto ha vivido Malala, que desde los
11 años ha defendido el derecho a la educación, en particular de las mujeres y
en general de todos los niños, escribiendo sus vivencias en un blog de la BBC
bajo un pseudónimo. Cuando los talibanes descubrieron que el blog pertenecía a
Malala, ella fue perseguida hasta que finalmente recibió un disparo en la
frente al que consiguió sobrevivir. A partir de entonces, comenzó una lucha
continua a favor del derecho a la educación.
Aquí tenemos un
claro ejemplo de como la educación supone la piedra angular para poder luchar y
tener pensamiento propio y actual. Sin acudir a la escuela, sin saber leer ni
escribir, las personas se encuentran indefensas y son títeres bajo el control
de unos pocos. En nuestro caso, si Malala no hubiese podido asistir a clase, no
hubiera sido capaz de escribir el blog ni de convertirse en el referente que es
hoy en día, siendo el blog el comienzo de una lucha que todavía continua.
Una de las grandes
inquietudes de la humanidad es si el ser humano dejará de matarse entre sí. Probablemente
no llegaremos a conocer nunca la respuesta, aunque Malala y Kailash ofrecen una posible solución: la educación. Desde este punto de
vista se ofrece la educación como la base de una sociedad capaz de superar los
conflictos entre las distintas culturas.
Podemos englobar todo lo comentado
anteriormente en el claro y conciso discurso que ofreció Malala en un congreso
de la ONU: “El 9 de octubre de 2012 pensaban que las balas nos iban a callar,
pero se equivocaban. El Día de Malala no
es mi día, hoy es el día de cada mujer, de cada niño, de cada hombre que alza
la voz por sus derechos. Dejarnos
levantar, levantemos nuestros libros y nuestros bolis, son nuestras armas más
poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un bolígrafo pueden cambiar el
mundo. La educación es la única solución. La educación es lo primero. Gracias.”
Si bien es cierto que con la educación podríamos mejorar las situaciones bélicas actuales no sería un remedio milagroso. Es necesario un movimiento global respaldado por las fuerzas que controlan el mundo para poder intentar alcanzar la paz mundial. A pesar de todo, compartimos la opinión de que la paz mundial es una utopía en un mundo gobernado por las reglas del dinero y la avaricia. No obstante, aun considerando las utopías como algo inalcanzable siempre nos llevarán a mejorar. Por ello, no debemos tirar la toalla, ni desistir; sino que debemos aprender del ejemplo de Malala y luchar por poder hacer del mundo un lugar mejor.
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